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Placebos como cura

¿Realmente los placebos tienen la capacidad de curar?

Supongo que depende de si eres escéptico o no, tendrás un tipo de opinión u otra, lo que está claro es que nuestra mente, tiene más capacidad de la que somos conscientes y que hay dolencias que son creadas por nuestros sentimientos o nuestra subconsciente.

Pero, ¿qué es el placebo?

Es una sustancia que carece de actividad farmacológica pero que puede tener un efecto terapéutico cuando el paciente que la ingiere cree que se trata de un medicamento realmente efectivo.

Este tipo de sustancias se empezaron a estudiar más a fondo hacia el año 1800 por un Dr. de origen británico llamado John Haygarth escritor del libro “la imaginación es la causa y cura de los desórdenes del cuerpo” aunque no fue nombrado como tal hasta 1832.

Dentro de la capacidad de potencial que tenga el placebo, va a depender mucho la actitud y motivación del paciente ante cierta anomalía o enfermedad, pero esto no lo es todo.

Medicamente se desconoce cuál es realmente lo que le da tal capacidad y son conocidos como la «falsa medicina», pero es importante aclarar que gran parte de los medicamentos que se usan hoy en día, no dejan de ser eso placebos, e incluso de muchos, se desconoce su total efectividad porque los procesos desde que salen a comercializarse hasta que realmente son reconocidos que curan el problema que dicen curar, es muy largo.

¿Se puede medir su efecto?

Hasta ahora era realmente complicado poder realizar un diagnóstico veraz, pero gracias a las resonancias magnéticas funcionales o FMRI, se ha podido comprobar cómo incluso son capaces a nivel molecular en ciertos neurotransmisores.

No es solo un efecto psicológico ni algo que dependa únicamente de nuestra actitud, como se ha creído hasta hace bien poco.

El efecto placebo está asociado a los neurotransmisores catecolaminas – adrenalina, noradrenalina y dopamina- implicados en la respuesta al estrés, más conocido como la enfermedad del siglo XXI, el cual afecta según diversos estudios a nueve de cada diez españoles, lo que es igual al 96%, y a cuatro de cada diez, es decir al 42,1%, de manera frecuente o continuada. ¡Sorprendente verdad!

Datos obtenidos del siguiente estudio:

https://www.cinfasalud.com/wp-content/uploads/2017/09/Dossier-Estudio-CinfaSalud-Estres_27sept17.pdf

Pero ¿tiene sentido el precio tan elevado que muchas veces tienen estos?

Al parecer, psicológicamente se considera que el caro será más efectivo que el barato.

Nos creemos que siempre lo caro es mejor y esto no es correcto, o al menos no siempre.

Si tocamos el tema con más profundidad, podemos ver que el color del fármaco también afecta en su capacidad, al igual que la forma de ingerirlo, se considera que si es administrado de forma intercutánea tendrá mayores beneficios que si es administrado por pastilla.

Una vez más queda claro que tenemos una capacidad a nivel mental muy potente de la cual no sabemos hacer uso.

Para terminar es importante aclarar su diferencia con los nocebo, que se usa para calificar a las respuestas o reacciones dañinas, desagradables e indeseables que manifiesta un sujeto al administrarle un compuesto farmacológicamente inerte, de tal manera que las respuestas orgánicas del sujeto no fueron generadas químicamente sino más bien como consecuencia de las expectativas pesimistas propias del sujeto al pensar que el fármaco le causaría efectos dañinos, dolorosos y desagradables.

 Aun queda mucho por descubrir al respecto sobre sus beneficios o efectos sobre la cura ante ciertas enfermedades, pero la ciencia sigue investigando.

Documentos científicos:

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4573548/
https://www.futuremedicine.com/doi/abs/10.2217/pgs-2019-0001
https://www.futuremedicine.com/doi/abs/10.2217/pgs-2019-0015

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